sábado, 16 de febrero de 2013

EL DESPIDO LLEGO A 30 EMPLEADOS PORTUARIOS

José Jiménez Cedeño, hasta hace pocas horas jefe de la división de seguridad industrial y ambiental de Autoridad Portuaria de Guayaquil (APG), acudió ayer como de costumbre a su trabajo. Cuando llegó a las 8:00 notó algo inusual: un grupo de 15 policías custodiaban la entrada al edificio principal de la APG, en el puerto marítimo. Cedeño pensó que la presencia de los gendarmes era por razones de seguridad. Por eso se dedicó a sus labores cotidianas. Horas después no había recibido disposición por parte de sus superiores, pero la preocupación se había generalizado. "El ambiente laboral era extraño, todos nos mirábamos las caras y nadie hablaba... era un silencio que presagiaba la llegada de la tormenta". Una "tempestad" laboral de desazón como la que han vivido los casi 2.700 empleados públicos despedidos en el país hace 15 días. Luego de dos horas de incertidumbre recibió una noticia que le cayó como balde de agua fría. Un funcionario del departamento de recursos humanos de la APG le entregó una hoja, que debía firmar, en la que se establecía que libre y voluntariamente se acoge a la compra de renuncias obligatorias. El documento era custodiado por uno de los policías que Cedeño había observado al ingresar al edificio por la mañana. "No tuve más remedio que firmar mi propia renuncia, aunque no estén claros los motivos... han botado al tacho de la basura los 10 años en que presté mis servicios a esta institución del Estado", dijo. Cedeño es parte del grupo de 30 personas que recibieron ayer de forma sorpresiva la notificación de despido. Los afectados se mostraron conmocionados por la forma en que salen de sus trabajos. Expreso, 16 nov. 2011, p. 7

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