lunes, 16 de abril de 2012

Si uno cree en la ley de la oferta y la demanda -a mayor precio de cada trabajador, menor demanda de su labor y viceversa- la respuesta indudablemente sería que no. En cambio, si uno cree que la ley de la oferta y la demanda no se aplica al mercado laboral y piensa que se crearán más empleos al aumentar el precio de cada trabajador, ¿por qué no aumentar el salario mínimo a 340 dólares, o mejor aún, a 1.000 dólares (un aumento de 100 por ciento y 488 por ciento , respectivamente)? El salario mínimo tiene varios efectos, pero por limitación de espacio solo mencionaré algunos

- Aumenta el desempleo, y los primeros en perder su trabajo son los trabajadores menos calificados (es decir, los de ingresos más bajos).- Deprime los salarios en el sector informal aún más. Cuando se aumenta el salario mínimo, se excluye a trabajadores del sector formal empujándolos al sector informal, y al aumentarse la oferta de trabajadores en el sector informal, se deprimen los salarios. - Disminuye los beneficios no salariales.- Alienta la sustitución de trabajadores por máquinas. Pero dejando a un lado las consideraciones económicas, el salario mínimo es una violación de la libertad individual: si yo quiero trabajar por menos de 200 dólares al mes, y alguien me quiere contratar por ese precio, ¿por qué me lo debería prohibir alguien? Peor aún cuando prohibírmelo muy probablemente resulte en que me quede sin pan ni pedazo.No hay peor empleo que el que no se tiene. Esta ha sido mi defensa de aquellos que todavía no tienen un trabajo o que quisieran entrar al sector laboral formal, ya que ellos en la mayoría de los casos no tienen ningún sindicato o político que los defienda. (El Universo, 29 ene. 2008, p. 6)

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