jueves, 21 de junio de 2012

RELACIONES LABORALES / Neira, Xavier

El nombramiento como ministro de Relaciones Laborales del ex titular de la SENRES es un mensaje a la alta burocracia de que no se mantendrán los excesivos privilegios y prebendas que aún existen, y son parte de la contratación colectiva, cuando en realidad han constituido verdaderos abusos del sindicalismo acostumbrado a presionar con medidas legales e ilegales para imponer sus "derechos" a la brava. En su último mensaje, el presidente Correa ofreció superar "el mezquino concepto de salarios mínimos entendidos perversamente como justos", aunque admitió que el salario básico evita el "mal mayor que es el desempleo". Instó a los empresarios a pagar un salario digno a sus trabajadores. Sin embargo, en este, como en otros ámbitos de las políticas públicas, no concuerdan los enunciados del Gobierno con acciones que el propio Gobierno emprende. Mientras el ex ministro Gagliardo sostiene que el salario básico unificado ($ 218 al mes) debería llegar a representar el costo de la canasta familiar, varias entidades públicas actúan con criterios opuestos disminuyendo en forma indiscriminada los montos que perciben los trabajadores públicos so pretexto de que son excesivas las demandas laborales. Las reformas a la Ley de Régimen Monetario aprobadas el 30 de julio anterior prevén la disminución indiscriminada de sueldos de trabajadores del Banco Central del Ecuador (BCE), pues disponen colocar sus remuneraciones al nivel establecido por la SENRES. Se violenta así la Declaración de los DDHH, las normas de la OIT y la Constitución de la República, por tratarse de derechos adquiridos. Además, dicha reforma ordena al BCE no conceder a sus servidores (actuales y futuros) los beneficios de jubilación, orfandad y montepío por ser competencia (?) del IESS. En cambio, me parece justo que la reforma excluya de la pensión jubilar a los burócratas que compensaron en tiempo o pagaron aportes anticipados para poder jubilarse. Menudo trabajo le espera al nuevo ministro, quien debe evitar que se sigan cometiendo las injusticias que diariamente denuncia el común de los burócratas, así como abusos y privilegios que caracterizan a la burocracia dorada, poniendo orden en el caos. Hoy, 17 ago. 2009, p. 4

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